¿Qué es un plan de pensiones?
Los planes de pensiones son una de las herramientas de ahorro más conocidas para la jubilación. Serán sin duda el producto de ahorro para la jubilación más contratado, y a la vez, menos conocido ya que una gran mayoría de propietarios de planes de pensiones desconocen las características particulares de su producto de ahorro.
Esto se debe, en primer lugar porque durante muchos años los planes de pensiones se comercializaron como un producto añadido a la venta de otros productos, por ejemplo pensiones con lo que se contrataban casi sin revisión ni conocimiento del producto.
Y En segundo lugar se ha tratado de un producto comercializado en gran medida por sus virtudes fiscales, lo que ha hecho que muchos casos no se contratara tanto como una herramienta de ahorro para la jubilación como con un producto capaz de ofrecer beneficios fiscales.
Este producto nos propone ir realizando aportaciones a lo largo del tiempo a una herramienta que es capaz de modificar el destino de la inversión y graduarlo según la exposición al riesgo que deseemos. El rasgo principal durante la vida del producto es la posibilidad de beneficio fiscal. Esto es así gracias a la desgravación año tras año del dinero invertido en el plan de pensiones.
Esta desgravación toma forma de fiscalidad diferida, es decir, debemos hacernos cargo de las obligaciones fiscales en el momento del rescate del producto, aunque aquí también podemos obtener ventajas dependiendo del modelo de rescate.
Otros tipos de planes de ahorro para tu jubilación
Planes de previsión asegurados
Los Planes de Previsión Asegurados o PPA son productos que adoptar un formato relativamente similar a los planes de pensiones pero, entre las diferencias que presentan, ofrecen una rentabilidad mínima garantizada, además de garantizar también el capital aportado por el titular.
Del mismo modo que ocurre con los planes de pensiones cuando realizamos traspasos entre PPA la operación queda exenta de tributación.
Ventajas e inconvenientes
La principal ventaja de este producto se basa en una combinación de beneficios fiscales y rentabilidad garantizada, que dependiendo de la oferta puede rondar en algunos casos hasta 4%.
El principal inconveniente radica en el hecho de la falta de liquidez muy parecida a la de los planes de pensiones, no beneficiando en absoluto el rescate fue la de los objetivos pactados como fechas para el mismo.
Planes individuales de ahorro sistemático
Los Planes Individuales de Ahorro Sistemático o PIAS son seguros de vida y ahorro que se orientan a que los asegurados vayan acumulando un capital que después recuperarán en forma de renta vitalicia.
A diferencia de otros productos aquí no se va a exigir llegar al momento de la jubilación para el rescate del mismo, sino que, a partir de un periodo pactado y no menor a 10 años desde que se abone la prima inicial se podrá realizar dicho rescate en forma de rentas.
El modelo de ahorro es simple, el titular hace una única aportación o va realizando aportaciones periódicas a lo largo del tiempo. A cambio el producto nos ofrece una rentabilidad determinada, generalmente pactada aunque en algunos casos puede sufrir modificaciones a través de revisiones.
Es importante tener en cuenta que los titulares no pueden aportar más de 8000 € anuales a este tipo de productos, que a su vez presenta en la cuantía máxima de 240.000 €.
Ventajas e inconvenientes
El modelo de rescate en forma de renta vitalicia significa que una vez cumplido el período de vigencia del seguro podemos comenzar a recibir rentas mensuales, trimestrales o incluso anuales, aunque lo más general suele ser mensuales. La gran diferencia con otros formatos es que en este caso sí han transcurrido 10 años desde la suscripción del seguro disfrutaremos de ventajas fiscales muy importantes.
Otra ventaja, y la diferencia con los productos anteriores es la liquidez ya que en este caso el dinero es rescatable en cualquier momento incluso antes del plazo fijado, eso sí, en este caso se perderían tanto las ventajas fiscales como una parte de la rentabilidad, mayor cuanto menos tiempo haya estado el producto vigente.
También a diferencia de los productos anteriores, en este caso podemos combinar perfectamente un PIAS con otros productos de ahorro, sin embargo, como titulares sólo podemos tener uno de estos planes individuales de ahorro sistemático en vigor a la vez.
Cómo asegurarse una buena jubilación
El envejecimiento de la población es una evidencia. La prolongación de la esperanza de vida hace que los jubilados lo sean durante más tiempo, un desafío tremendo para la Seguridad Social y que augura pensiones más bajas para quienes se jubilen en el futuro. La reforma en profundidad del sistema es tarea pendiente para la que no existe aún el consenso político necesario, pero los cambios aplicados en 2013 ya supondrán novedades y rebajas sustanciales. Para empezar, la edad de jubilación se va retrasando de forma progresiva, de modo que los 67 años sean la edad efectiva del retiro a partir de 2027.
Pero la gran novedad llegará mucho antes, en 2019, cuando se introducirá el denominado factor de sostenibilidad en el cálculo de las pensiones, que tendrá en cuenta para su cálculo el crecimiento de la economía, los precios, la estimación de ingresos y gastos de la Seguridad Social y la esperanza de vida de quienes se jubilan cada año. Nada que ver con una simple actualización según la tasa de inflación, que ya quedó enterrada en 2013 de modo que la revisión anual de la pensión según el IPC no puede ser inferior al 0,25% pero tampoco superior al IPC más 0,5%. En 2022 se hará completamente efectivo otro cambio iniciado en 2013, que amplia anualmente los años cotizados que se tienen en cuenta para calcular la pensión. Así dentro de cinco años se tomarán los últimos 25 años. Esto también contribuirá a una pensión más baja, ya que el sueldo más alto suele concentrarse al final de la vida laboral.
En definitiva, todo un abanico de medidas que apuntan a una fuerte rebaja en la tasa de sustitución, por la que ahora un jubilado pasa a cobrar de pensión el equivalente al 80% de su sueldo. La OCDE establece que el nivel de protección de los jubilados debe rondar el 60%, un porcentaje que se alcanzará fácilmente en los próximos años y que será muy inferior para las rentas altas, aquellas que más pueden permitirse el ahorro para la jubilación tras años de crisis que han acentuado la desigualdad y rebajado los salarios.
El mensaje insistente de la necesidad de complementar la pensión pública con ahorro privado de cara al futuro se vuelve una clara advertencia. Los ciudadanos podrán empezar a tener una primera estimación de la pensión futura por parte de la Seguridad Social antes de fin de año, cuando el Ministerio de Empleo incluya en su web el factor de sostenibilidad, según avanzó el secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos. Y una vez asumido que la pensión futura será más baja, llega el momento de la planificación financiera del ahorro privado para la jubilación.
Preguntas frecuentes que se hacen sobre planes de pensiones: las claves para ahorrar en un plan de jubilación
¿Cuánto cobraré al jubilarme?
El importe que la Seguridad Social paga a un trabajador cuando se jubila depende de varios factores: cuántos años lleva cotizando, a qué edad se acaba su vida laboral, cuál era su sueldo en los últimos años… además, del nuevo factor de sostenibilidad (una corrección que se aplica a la cuantía de la pensión inicial de jubilación en función de la esperanza de vida de la población).
La regla general para poder jubilarse es haber cotizado al menos durante 15 años y, de ellos, como mínimo deben incluirse dos entre los 15 años inmediatamente anteriores a la fecha de jubilación. La edad ordinaria para jubilarse era hasta 2013 los 65 años, pero ahora se va a ir aumentando progresivamente hasta quedar fijada en 67 (para quienes se jubilen en 2020). Además, para poder cobrar el máximo de pensión, debe acreditarse haber cotizado más de 35 años (esta cifra se irá subiendo hasta los 38 años). También se va a ir aumentando el número de años de salario que se tiene en cuenta para calcular la pensión. Ahora son los 17 años previos al retiro, pero subirá hasta quedar en 25 años para 2022.
¿Cuánto y cuándo empezar a ahorrar?
Disponer de un complemento para la pensión de jubilación es recomendable, fundamentalmente para aquellos trabajadores que tienen un sueldo medio-alto, ya que serán los que más verán reducirse sus ingresos mensuales cuando llegue la hora de su retiro laboral.
Todos los especialistas recomiendan comenzar a ahorrar cuanto antes, ya que así se podrá ir constituyendo un mayor patrimonio sin hacer un esfuerzo económico excesivo.
El dinero que necesitará una persona de cara a la jubilación depende de muchos factores, algunos de los cuales son difíciles de calibrar con muchos años de antelación: “¿Tendré una casa en propiedad o deberé afrontar un alquiler? ¿Necesitaré ayudar económicamente a mis hijos o a mis padres? ¿Querré mantener un alto tren de vida, con viajes y otros gastos altos?”
Cada vez vivimos más, con lo que necesitamos más dinero tras jubilarnos. La esperanza de vida aumenta 4,8 horas al día en España y ahora está en 82 años, lo que supone que quien se jubila tiene por delante 17 años de retiro.
Hoy por hoy, el dinero ahorrado por los españoles como complemento para la pensión es muy bajo. Según los últimos cálculos, el patrimonio que hay en planes de pensiones tan solo da derecho a los partícipes a cobrar, por término medio, 35 euros al mes.
¿Qué tipo de producto elegir?
Los planes de pensiones son la fórmula más extendida para planificar el ahorro de cara a la jubilación. Sus beneficios fiscales –las aportaciones reducen la base imponible en la declaración de la renta– y la apuesta comercial de la banca para su venta los convierten en el producto más universal para el largo plazo. Su fiscalidad les da una clara ventaja sobre otro tipo de productos, aunque no sea ni mucho menos tan atractiva en el momento del reembolso. Pero la ventaja tributaria en el momento de la aportación, el que supone el mayor sacrificio para el ahorrador, funciona como un gran reclamo.
Aun así, los expertos señalan que para una planificación financiera de cara a la jubilación lo óptimo es combinar distintas fórmulas de ahorro, que puedan complementarse unas con otras y ajustarse a los distintos perfiles de riesgo por los que puede pasar el ahorrador a lo largo de su vida. Los fondos de inversión, aunque sin beneficio fiscal en las aportaciones, pueden ser una buena alternativa para refugiarse en tiempos de volatilidad, ya que permiten traspasos de un producto a otro sin tributar.
Otra fórmula son los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), que funcionan al modo de un seguro que si se rescata en forma de renta vitalicia al cabo de al menos diez años quedan libres de impuestos. Los seguros de ahorro son otra opción, en especial como complemento a un plan de pensiones ya en los años previos al momento de la jubilación. A un plazo de inversión que suele ir de 5 a 7 años, ofrecen interesantes reducciones si se rescatan en forma de renta vitalicia y a medida que aumenta la edad del tomador. Así, los mayores de 70 años que lo cobren como renta vitalicia declaran por tan solo el 8% de lo ganado.
Junto a los planes de pensiones, también aparecen los planes de previsión asegurada (PPA), con su misma fiscalidad pero con un rendimiento garantizado fijo.
¿Cómo elegir el mejor plan?
Cuando se decide ahorrar para la jubilación a través de un plan de pensiones llega el momento de escoger el mejor producto. Hay planes que invierten en Bolsa, otros conservadores que solo ponen el dinero en renta fija; algunos buscan rendimientos con inversiones en todo el mundo, mientras que otros se basan en invertir solo en bonos autonómicos. ¿Qué criterio utilizar para elegir?
Uno de los principios básicos que citan todos los expertos es apostar por la renta variable cuando queda mucho tiempo para la jubilación, y por la renta fija si quedan pocos años. La idea que subyace en este consejo es que, cuando faltan muchos años para el retiro, se puede poner parte del ahorro en Bolsa porque, aunque sufra temporalmente pérdidas, a largo plazo los mercados tienen habitualmente una tendencia positiva.
Dado que los traspasos de planes de pensiones no tienen ningún tipo de penalización fiscal, un trabajador puede empezar en renta variable y buscar el refugio de los planes más conservadores cuando le queden cinco años para jubilarse.
Las gestoras de planes tienen algunos productos dinámicos que hacen ese mismo ejercicio de gestión (más renta variable al principio y más renta fija al final), convirtiéndose en una buena alternativa para aquellos ahorradores que quieren desentenderse de la marcha de los mercados financieros. Aunque sin olvidar que también se puede perder dinero en la renta fija. También existe la posibilidad de invertir a través de planes garantizados, en los que la gestora se compromete a restituir al menos del dinero aportado. Estos productos han logrado muy buenas rentabilidades en los últimos años, cuando las Administraciones han pagado mucho por financiarse. Sin embargo, sus perspectivas de rentabilidad para los próximos años son malas.
¿Se puede cobrar antes del retiro?
Los planes de pensiones, el instrumento más utilizado para ahorrar de cara a la jubilación, se caracterizan por su escasa liquidez. Una vez contratados, solo pueden rescatarse por anticipado –antes de la jubilación– en caso de enfermedad grave, desempleo de larga duración o de fallecimiento del titular.
Esta dificultad para el rescate prematuro queda en parte compensada con el incentivo fiscal a las aportaciones, que reducen directamente de la base imponible del partícipe. En definitiva, si se va a tener un ahorro cautivo durante largo tiempo, al menos se incentiva esa previsión con un beneficio en la declaración de la renta. Sin embargo, la reforma fiscal introduce una importante novedad, ya que se permitirá el rescate anticipado cuando hayan transcurrido diez años desde la contratación del plan. Así, quien lo contrate podrá reembolsarlo en 2025, sin esperar a la jubilación ni a que se dé ninguno de los supuestos extraordinarios que ahora también permiten el rescate.
Cómo se rescata un plan de pensión
Las fórmulas más habituales para rescatar el plan de pensiones son las siguientes:
- En forma de capital, cuando el dinero se va a percibir como un único pago. Aquí debemos tener en cuenta que, del mismo modo que nos hemos beneficiado fiscalmente durante la vida del producto, en el momento del rescate se va a incrementar de manera notable en los rendimientos del trabajo y por tanto la cuantía por la que tributamos el año del rescate va a ser muy elevada.
- En forma de renta. En esta opción recibiremos pagos sistemáticos con una periodicidad establecida, al menos de una vez al año, que puede ser también mensual, trimestral o semestral. También en este caso se puede considerar rentas del trabajo, pero, a cobrarse de manera periódica y repartida en el tiempo repercute menos inmediatamente en la tributación que la anterior fórmula.
Existe también la opción de realizar un rescate mixto en el que podemos cobrar una parte del dinero en capital y el resto en forma de renta.
Ventajas e inconvenientes del plan de pensiones
VENTAJAS
- Desgravación fiscal.
- A esto debemos sumar la posibilidad de cambiar entre planes de pensiones sin tener ningún tipo de penalización fiscal.
- Permiten elegir el tipo de inversión.
- Otra ventaja de los planes de pensiones es el ingente número de opciones que permiten.
- A la hora de aportar dinero, el plan de pensiones ofrece la ventaja de poder elegir la cantidad que se quiere aportar o bien, no aportar nada si no nos es posible durante varios años. Además, los planes de pensiones no se pueden embargar.
- Los planes de pensiones tienen unas comisiones de gestión, que ya vienen descontadas en la rentabilidad de la ficha del plan de pensiones.
INCONVENIENTES
- La falta de liquidez, se trata de un producto de ahorro a largo plazo que como hemos visto sólo pudo ser rescatado de manera conveniente tras la jubilación. Las otras fórmulas de rescate son condicionadas a las circunstancias citadas.
- Rentabilidad:No está garantizada y depende de la rentabilidad que se obtenga de las inversiones realizadas, pudiendo llegar a sufrir pérdidas. Esto se traduce en que si el plan no lo hace bien, llegado el momento de la jubilación es posible que tengas menos dinero del que aportaste cada año.
- Impuestos al retirar el dinero.
- Comisiones: El banco nos va a cobrar comisiones de gestión (1% anual) y otra comisión de depositaría (0,25%) que pueden llevarse gran parte de nuestros beneficios, especialmente a corto plazo.
- Puedes perder el dinero: Un plan de pensiones no suele estar garantizado (los que lo son lo especifican claramente). En el resto de los casos se confía en que la inversión a largo plazo compense los ciclos económicos y evite las pérdidas.